Esta va a ser una de las pocas veces que veáis algo “serio” en este blog.
No trato con este texto ofender a nadie, ni mucho menos hacer cambiar a alguien de opinión, simplemente quiero expresarme de la única manera que sé, escribiendo, la única forma que he usado siempre para desahogarme y que creo que jamás dejaré de usar.
El lunes comenzó el instituto, al menos para mí, en ese día en el cuál lo único que hicimos fue ver nuestra clase ya pude ver el resto del curso reflejado, y por lo visto en los siguientes cuatro días no me equivoqué en absoluto. A partir de ese momento estaba sola. ¿Cómo podía haber llegado de ser una de esas personas a las que se las llama primero para salir a una de las que nunca llaman? Ni siquiera yo misma lo sé, pero esto nos demuestra que según cómo hagamos nuestro presente tendremos el futuro. Nunca he hecho nada bien, tenía demasiada tendencia al individualismo, por el cuál siempre me iba con una sola persona y cuándo me peleaba con aquella persona todo el mundo se resquebrajaba y ya no tenía nada. Al entrar al instituto me propuse cambiar, pero en primero por lo visto no seguí demasiado mi meta, y entonces en vez de seguir a una persona pasé a hacerlo de dos. Al pasar a segundo de la eso me peleé con una de esas personas y la otra repitió y perdimos el contacto completamente, por lo tanto se podría decir que no era una amistad demasiado fuerte. Ahora me encontraba sola en un curso totalmente desconocido, y, por si eso no fuera suficiente se juntó el hecho de cierto acoso, una historia que ahora no viene a cuento contar. Mientras estás sola te das cuenta de muchas cosas, la primera es el modo del cual te mira la gente, la mayoría son de pena “vaya, que pena me da esa chica” piensan muchos, pero a su vez también tienen en mente “claro, que no quiero que alguien así se vaya con mi grupo” esto consigue que la soledad no termine, puesto a que el mundo tiende a excluir a lo que los demás no quieren, siguen a la mayoría sin pensar, cómo si de simples gallinas se trataran. En esos momentos siempre aparece una persona, alguien a la que le das pena pero quiere aceptarte, porque en el fondo piensa que tampoco pareces tan mala. Ahora, todo el que una vez individualizó lo hace una segunda vez, y pronto volví a cometer el mismo error. ¿Acaso no había aprendido la lección? ¿Era lo suficientemente inocente cómo para pensar que esta vez saldría bien? No, yo creo que lo hice sin pensar en las consecuencias, lo hice una vez así que la segunda fue prácticamente involuntaria. Claro que todo lo que rápido llega rápido se va. Pero un momento, con esto no me quiero hacer la víctima ni mucho menos, no me estoy quejando de las personas que me dejan sola, no, de eso nada, son humanas y por lo tanto tienen que cometer errores, ser hipócritas... De lo contrario no serían humanas ¿no es cierto? Eso sí, no toda la culpa fue suya, ya que lo más seguro es que la estúpida fuera yo por no pensar en nada, por limitarme a seguir un instinto y rezar para que todo saliera bien. ¿Y qué haces cuando notas que poco a poco la gente nueva se va distanciando? No se puede hacer nada, porque luego si dices algo te estás haciendo la víctima, claro, tú eres la víctima por decir que no te hacen caso. Pero me da igual, nunca te puedes fiar de una persona que se deja influenciar rápidamente, ni de una persona hipócrita que dice las cosas por la espalda y a la hora de la verdad se calla y mucho menos de una persona a la cuál porque le digas una pequeña verdad ya te desee la muerte, ¿y lo mejor de todo? Que ahora todo lo falso se ha juntado en una masa, unas no quieren estar con las otras y dicen las cosas a las espaldas, pero son tan sumamente cobardes y tienen tanto miedo de no ser parte de los demás que se callan y esperan a ver que hace el resto, porque simplemente no tienen personalidad. Una vez una chica me dijo “Estoy harta de ser siempre su segundo plato, cómo lo vuelva a hacer otra vez ya no me iré más con ella” no pude evitar contestarle lo siguiente “Alégrate de aún ser un plato, yo ya ni siquiera figuro en el menú. Y por mucho que digas que no te irás más con ella lo volverás a hacer, porque te he visto volver por mucho que decías siempre lo mismo” eso ya le sentó mal y se lo tomó a modo de insulto, cómo si yo lanzara alguna calumnia contra ella ¿habéis notado algo raro en mi respuesta? No, ella había hecho que yo no figurara en el menú, por eso le sentó mal.
Ahora cada vez me quiero ir más lejos de esa masa de gente falsa, se que no soy perfecta, pero a medida que avanzo me es imposible encontrar a alguien que diga algo bueno y no se comporte de una manera hipócrita. Me he dado cuenta de que ya no pertenezco a ningún grupo, por lo tanto teóricamente estoy desprotegida, pero me da igual, prefiero seguir desprotegida a ser parte de una masa que hace lo que diga la mayoría, aunque eso según mi moral esté mal. Y por si no fuera suficiente he encontrado a alguien más extraño que yo, pese a que lo veía imposible, una persona a la cuál la gente rechaza por su aspecto, aunque si te paras a conocer bien tampoco es que tenga nada maravilloso por dentro. Cómo no destaca en nada si no es la primera en clase por sus notas se pone furiosa y ya está de mal humor esperando a que alguien la alegre ¿por qué te tendría yo que alegrar cuándo estás teniendo un comportamiento de niño pequeño? Y no solo de niño pequeño, si no también egoísta y posesivo con la gente, una persona a la cuál en cuanto le pones una buena cara te hace de su propiedad. “Me alegro de que ya no la hable nadie, porque ahora es solo para mí” dijo refiriéndose a mi ayer mismo, ¿acaso no se da cuenta de que no soy una muñeca? ¿de que no me encuentro a gusto a su lado? Quizás ahora yo soy la más hipócrita de todas, pero no quiero que nadie piense que soy de su propiedad, prefiero mil veces estar sola a estar con alguien así, pero... ¿cómo digo eso? ¿acaso se puede decir? Mucha gente lo diría y luego sería juzgada por ello, “mira, parece que no tenga sentimientos diciéndole algo así a la pobre chica que siempre está sola” sí, quizás dices eso, ¿pero acaso no eres feliz porque ya tampoco se acerca a ti? Quizás al leerlo esto parezca sencillo, pero aplicado a la vida real es un verdadero tormento. Así que, quizás ya nadie me mira con una sonrisa sincera, o hay alguien que me quiere acaparar, o sinceramente para el resto del universo parece ser que he dejado de existir.
Pero no me rendiré, jamás. ¿Y sabéis por qué?
Porque da igual las veces que te caigas, siempre podrás levantarte, y al hacerlo el cielo azul seguirá allí, tan radiante cómo siempre.