Buscando el título perdido

Pues sí, ya iba siendo hora de terminar el Hiatus, ¿no creéis?
Ya he terminado todos los exámenes de recuperación, con unos resultados que sólo podrían calificarse de “apocalípticos”; en economía no supe terminar los problemas por culpa de las fórmulas, el de historia... ese ya es un caso aparte, y luego está el de matemáticas, que no tengo comentario posible (con que sepáis que por poco me pongo a llorar en medio del exámen es suficiente).
¿Había dicho ya que yo quería humanidades? Ahora lo reivindico más que nunca, y es que, por muy difícil que sean griego y latín no son matemáticas ni esa odiosa asignatura conocida como Economía, está claro, no soy una chica de números, y los resultados lo muestran bien claro (el caso de Historia es, en parte, culpa de los apuntes que nos dicta la profesora, que tienen la coherencia en el pié –sí, ya se que los apuntes no tienen pies– y claro, luego tú le pones lo que ella te dicta y te dice que no tiene coherencia, ¿pero esa señora está loca o qué? ).
Al final me parece que me voy a replantear mi futuro, ya que la UAM se me hace, cada día, más lejana e inalcanzable. Incluso a lo mejor me replanteo la carrera, todo se verá.

Por todo lo demás estoy bastante bien, y es que supongo que eso que dicen de que soy más dura que una piedra es, en cierta medida, cierto. ¿Podría llegar a ser mi vida más subrealista? Lo dudo mucho, pero muchísimo, ¿eh?

Queda científicamente probado que soy la mala del cuento, y es que, cada vez que yo entro en escena suena lo siguiente:

Chini~ chin chin~ chini chini~ *siniestro*

Sí, la musiquilla de Sosuke, el "malo" de Last Friends (y es que mira que da mal rollo la música eh?)
¿Qué como he acabado así? Es una historia muy, muy larga, la cual creo poder resumir en esta entrada y sin enrollarme más de lo necesario.

La cuestión es que soy mala, pero mala con avaricia vamos, de tan mala que soy la madrasta de Blancanieves me tiene envidia y todo, no digo nada, y esto pasa porque yo voy con la gente de buenas hasta que me hacen un par de putadas de las gordas (con perdón por la expresión) que entonces empiezo a ignorar a la persona en cuestión, y claro, como soy rencorosa con ganas (y sin ellas también) pues los enfados míos no hay manera humana de que se me pasen.
Pero cuidado, que ahora llega lo gracioso; ¡Oh pobre de mí! ¡Que Mónica me ha dejado de hablar y yo no le he hecho nada! dicen mientras lloriquean delante de la profesora.

Todo esto tiene un escenario: Biblioteca de mi instituto, viernes 16 de Enero del 2009 (desde las 14:10 hasta las 15:15 apróximadamente). Y es que en poco más de una hora se mencionó mi nombre más que en 16 años de vida. Todos los viernes de 2 a 3 nos juntamos en la biblioteca para llevar a cabo un Taller de Escritura en el cual nos dedicamos ha escribir historias en conjunto y tal (estilo el Seikatsu Gakuen, para que me entendáis), y ahí ya llevo desde el 1º día que se inauguró, 3 años y con este haciendo 4. Nunca nos había ocurrido que tuviéramos un problema de semejantes características (aunque creo que el termino problema no encaja muy bien aquí desde mi punto de vista, claro).

La cuestión es que, el día 9 (viernes también) la señorita E. se quejó de Julieta y de mí, acusándonos de mirarla mal e ignorarla, y todo esto porque nosotras no estabamos en el taller (touché) así que ese es el princpio, o por lo menos, fue la llama que encendió todos los explosivos que estaban durmiendo tranquilamente en un rincón de esta pequeña biblioteca.
Fue entonces cuando, lo que todos creíamos que sería un viernes 16 lleno de señorita E. y sus penurias acabó convirtiéndose en el día de: vamos a quejarnos de Mónica.
Al final en la pequeña biblioteca acabó llorando casi todo el mundo, y ya os podéis imaginar quien, supuestamente, tenía la culpa.

Según la profesora M.J. yo había ido recubierta de un caparazón de un considerable espesor con el fin de que nada de lo allí sucedido me afectara, y para que engañarnos, estaba en lo cierto, lo que ella no sabía es que mi reacción sin caparazón no sería la que ella hubiera imaginado, algo así como que me habría compadecido y me habría puesto a pensar, no, lo más seguro es que hubiera acabado despotricando por los cuatro costados e incluso tirando de los pelos a alguien.

Ahora bien, mi cara de poker y de despreocupación total quedó por debajo de aquellas lágrimas llenas de mentiras.
Ahora era la mala malísima por haber dejado de hablar a gente que amargaba mi existencia.

Mónica, es que te tienes que portar mejor con todo el mundo, hay que tratar bien a la gente Eres demasiado dura. Eso está muy bonito, pero que muy muy bonito vamos. El año pasado, cuando la señorita P. (también conocida como laquenodebesernombrada) me trataba como si fuera una mierda no pasaba nada, y ahora que ya no la hablo por solo soltar 4 lágrimas sin sentimientos ella es la buena.
Sí, vale, soy mala y yo misma me doy cuenta, ¿pero en esto también?

Por dios, lo mejor de todo es que ahora se creen que voy a mejorar mi comportamiento (¡cómo si eso fuera posible!) porque bastante buena que soy que lo único que hago es dejar de hablarles e ignorarles, ahora, cada vez que veo a la señorita P. procuro contar hasta diez y esperar a que se me baje la sangre de la cabeza para no rebajarme aún más (si se puede), y es que, si dejándola de hablar soy la mala del cuento, ¿qué pasará el día que le diga todo lo que se merece? ¿Me convertiré en diablo o cómo?

Y por si fuera poco luego está la señorita E. la cual sigue en su mundo de yupi pensando que la miramos mal y que un día de estos como buena panda de yankis que somos la rajamos a la salida, mon dieu. En fin, que a la niña esta lo único que le pasa es que, como aún no puede entrar en Gran Hermano, pues tiene que dar la nota, hacerse la víctima y la protagonista en algún lado, pues bien, espero que te aproveche chata, porque cuando según tú, me eras indiferente quería rajarte ahora que me caes mal no se qué haré, tal vez atropellarte, quién sabe, bueno, si ves un citroën C4 en rojo te recomiendo que empieces a correr en dirección contraria, no vaya a ser que tengamos una desgracia.

¡Hay que ver todo lo que pasa en un momento! Bueno, iré comprandome los altavoces para el mp4, y así cada vez que pase podrá sonar el Sosuke's Theme, terror para unos y cachondeo para otros.

Ahora me voy a terminar el trabajo del Alcalde de Zalamea, que lo tengo que entregar mañana y ahí está, muerto de risa, a ver si la próxima entrada no es tan personal, que esto ha sido demasiado (incluso para mí), pero al menos me he desahogado, y es que aunque todo el mundo piense que no llevo la razón yo desde mi punto de vista lo veo todo muy clarito. Ya sacaréis vuestra propias conclusiones, a ver si va a ser verdad que soy el malísimo -pero sexy xD- Sosuke y esas dos petardas las señoritas P. y E. las pobrecillas -y tontas de remate- Michirus.

¡Qué bonito es ver mi vida como un dorama!
Pero para la próxima preferiría Hanakimi, ¡y me pido Mizuki! :D